Bookmark and Share

Hay más polución en espacios cerrados

 No siempre se puede elegir el lugar en el que vivir, atendiendo a factores como, por ejemplo, la pureza del aire. Aunque uno sí puede influir en ello mediante el empleo de medios de transporte menos contaminantes, por ejemplo. Hacerlo es también una forma de auto-protección ya que al fin y al cabo la polución que generemos también puede terminar por afectarnos a nosotros mismos. También podemos apoyar cualquier tipo de medida o de movilización que redunde en que se reduzca la polución urbana o industrial en nuestro entorno.

Pero hay un ámbito en el que sí que podemos influir de una forma más determinante. Y es un ámbito que tiene una gran importancia, a pesar de que suele ser subestimado cuando se habla de temas concernientes a la contaminación del aire. Nos referimos a la calidad del aire de los espacios cerrados , de los edificios en los que , para bien o para mal , pasamos la mayor parte de nuestro tiempo (sobre ello hemos dedicado algún espacio en otros apartados).

Si intentamos adoptar medidas para mejorar la calidad del aire que respiramos en el lugar de trabajo , sea una oficina, un taller o cualquier otra clase de dependencia, es evidente que podremos encontrar algunas dificultades y mayor o menor colaboración, aunque ello no implica que no deba intentarse, buscando siempre las fórmulas más convenientes para ello (sean los delegados de salud laboral u otras vías que se juzguen oportunas). Pero si intentamos adoptar ésa clase de medidas en nuestra propia casa, es evidente, al menos en principio, que podremos gozar de mayor capacidad de decisión.

Como se dice en otros apartados, la polución del aire en ambientes interiores suele ser algo cuya importancia tiende a subestimarse, a pesar de que, sea en el hogar o en ámbitos laborales, la contaminación de interiores suele ser más intensa que la de los ambientes exteriores.

La idea que tienen muchas personas es que el hogar es un refugio frente a la polución que reina fuera. Que una vez dentro de él nuestros cuerpos pueden reponerse algo de la polución de la ciudad o las industrias que se respira fuera. No obstante, la realidad es más compleja que eso. La verdad es que en nuestro hogar, desde diversas fuentes, pueden irse acumulando cantidades de sustancias químicas tóxicas y sea como compuestos volátiles o como integrantes del polvo, por ejemplo, ser inhaladas.

Sin necesidad de que nos alarmemos gratuitamente sí que es cierto que debemos ser plenamente conscientes de esta realidad para, sí así lo decidimos, intentar mejorar la situación especialmente en dependencias sensibles como aquellas en las que hay niños.

Una de las primeras cosas que debemos hacer si queremos reducir la carga tóxica de nuestros hogares es inventariar todas las cosas de la casa a través de las cuales, voluntaria o involuntariamente, han podido introducirse en la casa todos esos compuestos problemáticos. Una vez hecho ese inventario podremos decidir que podemos hacer para eliminar o minimizar los riesgos. Al margen de ello vamos a dar algunas sugerencias.

Comparte este artículo a través de tus redes sociales


Bookmark and Share